Personalmente, una de mis películas “bélicas” favoritas, y entrecomillo bélicas porque creo que se centra en un aspecto más humano, del propio personaje y su moral, que no tanto en la guerra, aunque obviamente forma parte del contexto. Andrew Garfield es desde hace unos años mi actor favorito, tiene una carrera increíble, muy variada, pero sin duda el tipo de papel que le sienta como a un guante son los de corte dramático. Se llevó una nominación a mejor actor en los Oscars por este papel, y muy merecido. Desde la emoción, vulnerabilidad y entrega al personaje hasta el acento y la interpretación corporal. La historia en sí es conmovedora porque fue una persona real que, debido a sus creencias, se negó a sujetar un arma durante la II Guerra Mundial, sin embargo, debido a su condición de médico, salvó en una sola noche a 75 hombres en la batalla de Okinawa, cargados a su espalda, los desplazaba del campo de batalla hasta un lugar seguro, arriesgando su propia vida completamente desprotegido. Un punto muy fuerte aparte de las interpretaciones son todas las escenas de combate, son alucinantes la verdad, Mel Gibson (que en esta ocasión se pone detrás de la cámara) entrega cámaras lentas, unos planos secuencia de sangre y lágrimas, metiendo al espectador de lleno en la acción. Cabe nombrar que ciertas escenas contienen un contenido un tanto gore, miembros amputados, quemaduras y cosas bastante explícitas que aunque hacen la historia super auténtica, puede no ser apto para sensibles. No es mi caso. En general, es una peli claramente con un discurso contra la guerra. Me encanta recomendar esta peli porque creo que no es de las típicas que la audiencia general conoce del género bélico.