Para mí, esta película fue un auténtico disfrute desde el minuto 1. No podía despegarme de la pantalla. Esta película cuenta una historia de dos soldados británicos que durante la I Guerra Mundial tienen que entregar un mensaje urgente a un coronel. Para ello tienen que avanzar un campo francés ocupado por alemanes. Es decir, meterse en la boca del lobo. Es una pelí que no te deja un momento tranquilo, a contrarreloj completamente. La peli ya así de por si funciona como un tiro, pero el elemento añadido es mucho mejor. El director Sam Mendes, de quien os recomiendo otra peli suya, Revolutionary Road, lleva a cabo una ambiciosa dirección planteando un “falso” plano secuencia durante toda la película. Para aquellos no tan entendidos de vocabulario cinematográfico, un plano secuencia es una toma en la que no hay cortes, la cámara no cambia de sitio, se puede mover con los personajes pero no se corta la grabación, es una toma seguida, en la que todo tiene que salir a la perfección y estar muy coordinado con actores, luces, producción y todos los elementos. Esta película usa este tipo de plano pero trucado. En ningún momento se ha escondido en que esto no sea así, pero lo llamativo es que aunque tu sabes que hay cortes en la película, porque es imposible hacer una película de 2 horas sin cortarla, no puedes demostrarlo al 100%. Es decir, la cámara va delante y detrás de los dos personajes como si el espectador fuera otro compañero más andando con ellos, hay ocasiones en que, por ejemplo, se meten en una trinchera que tiene poca luz y esta oscura durante un tramo de segundos, la pantalla casi se pone en negro, tú sabes que el director ha cortado ahi y sigue en la siguiente secuencia, ¿qué pasa? que la mayoría de las veces tú no puedes garantizar eso porque está hecho de una manera que parece toda la historia secuencial. En definitiva, una barbaridad a nivel de realización. Esta peli es imprescindible de ver.